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Ingenioso, neto y juguetón, se lo debemos a Cortázar.

De arriba abajo o bien de abajo arriba
este camino lleva hacia sí mismo
simulacro de cima ante el abismo
árbol que se levanta o se derriba

quien en la alterna imagen lo conciba
será el poeta de este paroxismo
en un amanecer de cataclismo
náufrago que a la arena al fin arriba

vanamente eludiendo su reflejo
antagonista de la simetría
para llegar hasta el dorado gajo

visionario amarrándose a un espejo
obstinado hacedor de la poesía
de abajo arriba o bien de arriba abajo.

El autor de Rayuela y 62 modelo para armar vuelve a proponer que fragmentemos y rearmemos el texto, esta vez simplemente invirtiendo el orden en que leemos los versos. Dejando de lado la pequeña mácula de usar la misma palabra como rima (versos 1 y 8), el soneto es formalmente impecable.

Igual, al leer la primera línea uno se imagina por un instante que leído de abajo a arriba también sería un soneto, pero en este caso no es así, la estructura de rimas no sirve. Le surge entonces a uno la pregunta ¿es posible construir un soneto con una rima tal que de abajo hacia arriba también sea un soneto? Yo tuve que hacerme un diagrama para darme cuenta:

  • A B B A A B B A X X X X X X
  • X X X X X X C D D C C D D C

Como la rima de los tercetos es muchísimo más libre, acá la puse como X, y en el segundo renglón usé letras distintas, C y D para representar otro par de rimas. Estas dos estructuras coinciden en los versos 7 y 8, por lo que para que todo funcione bien B debe ser igua a C y A igual a D. El resultado final es un soneto con la siguiente estructura:

  • ABBA ABBA ABB AAB

El último pequeño detalle, que está bien logrado en éste de Cortázar, es que leído de abajo a arriba también tenga algún sentido. Puntos extra si el sentido cambia cuando se cambia de dirección de lectura.